La SGPRL se adhiere al comunicado de la Sociedad Española de Medicina y Seguridad del Trabajo por el Día Mundial de la SST, reafirmando su compromiso ante los desafíos que plantea la digitalización del trabajo
Lugo, 28 de abril de 2025.- Hoy celebramos una fecha fundamental en nuestro calendario: el Día de la Seguridad y Salud en el Trabajo. Una jornada para reflexionar sobre la importancia de asegurar un entorno laboral donde el bienestar de todas las personas que forman parte de cada empresa y organización, pública o privada, sea siempre una prioridad. Este día no solo nos invita a pensar en las normativas y medidas que protegen nuestra salud, sino que nos recuerda que la seguridad en el trabajo es un compromiso compartido entre todas las instituciones y actores sociales: las administraciones públicas, las empresas, los sindicatos, los profesionales y, por supuesto, las personas trabajadoras.
Según con el Marco Estratégico de la UE 2021-2027 en Seguridad y Salud Laboral, el cáncer es la principal causa de muertes relacionadas con el trabajo en Europa. Esto pone de manifiesto la urgente necesidad de seguir avanzando en la protección frente a sustancias y agentes peligrosos en los lugares de trabajo, como el polvo de sílice cristalina, el gas radón y otros agentes carcinógenos. Es fundamental centrar los esfuerzos en reducir la exposición a estos riesgos y reforzar las medidas preventivas en todos los sectores. Asimismo, es imprescindible promover el diagnóstico precoz, apoyar la investigación científica y aplicar políticas eficaces que contribuyan a reducir la incidencia de estos tipos de cáncer.
En el marco de la estrategia nacional 2023-2027, es esencial adelantarse a los riesgos derivados de los cambios tecnológicos, ecológicos y demográficos. Si a nivel europeo se nos insta a gestionar los retos del futuro laboral con una visión preventiva, en España nos hemos comprometido a liderar esta transición, asumiendo los desafíos con responsabilidad. Entre los principales ámbitos de actuación se encuentran la salud mental, la igualdad de género, la prevención del cáncer laboral, la seguridad vial y, por supuesto, el impacto del cambio climático sobre las personas trabajadoras.
Nuestro desafío actual es anticiparnos a los riesgos nuevos y emergentes, ligados a la digitalización, la reorganización del trabajo y las nuevas formas de empleo. La digitalización y la innovación tecnológica son factores que deben aprovecharse desde un enfoque preventivo. Sin duda, la digitalización trae consigo grandes oportunidades, pero también pueden generar nuevos riesgos, sobre todo relacionados con el bienestar mental y físico de las personas trabajadoras. Debemos estar preparados para identificar estos riesgos y actuar en consecuencia.
Además, no podemos olvidar que es crucial mejorar la protección de las personas trabajadoras más vulnerables, aquellos que desempeñan trabajos precarios o en condiciones inestables. La integración de la perspectiva de género en las políticas de seguridad y salud en el trabajo es, además, otro aspecto fundamental. Las mujeres y los hombres enfrentan riesgos laborales diferentes, y nuestras políticas de prevención deben tener en cuenta estas diferencias para garantizar que todos, sin distinción, trabajen en condiciones seguras.
La formación continua en prevención de riesgos laborales es una herramienta esencial. Debemos garantizar que todos los niveles de la organización estén involucrados en la implementación de medidas de seguridad y que cada persona trabajadora reciba la capacitación necesaria para identificar los riesgos y actuar de manera contingente.
Hoy más que nunca, queremos subrayar la importancia de fomentar la prevención de accidentes laborales, especialmente en aquellos sectores con mayores índices de siniestralidad. En nuestro país, los accidentes laborales con resultado de muerte presentan cifras alarmantes. Además, los desastres provocados por la DANA en el Levante español han puesto de manifiesto que nunca debe anteponerse la productividad a la seguridad de las personas trabajadoras. En estos casos, es imprescindible contar con un mando único que coordine las actuaciones, incluyendo los aspectos relacionados con la seguridad laboral ante catástrofes naturales.
También debemos seguir avanzando en la prevención de enfermedades profesionales, promoviendo una mejor comprensión de su relación con las condiciones de trabajo, facilitando su diagnóstico y mejorando los protocolos de declaración. Actualmente se encuentran en trámite parlamentario diversas normativas que podrían reconocer como profesiones de riesgo a más de diez ocupaciones, en el marco de una posible jubilación anticipada.
En resumen, la prioridad es clara: reducir los impactos negativos en la salud de las personas trabajadoras, anticiparnos a los riesgos del futuro y gestionar los cambios con una visión preventiva. En este Día de la Seguridad y Salud en el Trabajo, renovamos nuestro compromiso con un entorno laboral seguro, saludable e inclusivo para todas las personas trabajadoras.